Bolívar en Bolivia.

Acciones diplomáticas de Sucre en Bolivia.
 
   Después de Ayacucho, Sucre siguió hacia el sur; cruzó con sus tropas el río Desaguadero y ocupó el territorio del Alto Perú cuyas provincias habían dependido del Virreinato de Río de la Plata. Según el uti possidetis, las provincias del Alto Perú debían formar parte del gobierno de Buenos Aires. Sin embargo, este punto de vista no era compartido por todos los sectores políticos del Alto Perú, entre los cuales había partidarios también de formar con sus provincias una nueva república. La aspiración de constituirse en república independiente tomó impulso a raíz de la victoria de Ayacucho; y fue estimulada además, por la distancia y debilidad de los vínculos de estas provincias con el gobierno de Buenos Aires.

   Ante esta situación política, Sucre convocó por decreto del 9 de febrero de 1825, a las provincias del Alto Perú para que enviaran sus diputados a una asamblea nacional que decidiera la suerte del país. Por su parte, el gobierno de Buenos Aires, resolvió dejar en libertad a las provincias para que adoptaran el régimen político que fuera de la voluntad popular. El Congreso del Alto Perú se instaló en Chuquisaca, el 10 de julio de 1825, con diputados de las provincias de La Paz, Chuquisaca, Cochabamha, Oruro y Santa Cruz, declaró la independencia de las provincias, y formó con ellas una nueva nación que recibió el nombre de "República de Bolívar". Por último, el Congreso pidió a El Libertador redactara el proyecto de constitución para el nuevo Estado.

La creación de Bolivia.
 
   El 6 de agosto de 1825, una asamblea reunida en Chuquisaca, determina que el Alto Perú sea independiente y que se cree una República con el nombre de Bolivia, en homenaje al Libertador. Sucre fue el gran artífice de esta creación basándose en el principio de la autodeterminación de los pueblos. Bolívar escribió su Constitución y la llamó su hija predilecta.

   El Alto Perú es un territorio que pertenece a dos naciones: una parte a la Argentina y la otra al Perú. Sucre propone que se realice una Asamblea en Chuquisaca a fin de que los pueblos decidan su propia suerte. A Bolívar no le gustó la idea y se la criticó al Gran Mariscal. Pero, al final de cuentas, la Asamblea se realizó sin problemas porque ni Lima ni Buenos Aires tenían objeciones que hacer. La Asamblea de Chuquisaca determinó que el Alto Perú fuera independiente y que de ese territorio se formara una nueva Nación con el nombre de Bolívar, en su honor. ¡Sí que era un honor, y muy grande!. Que una Nación entera llevara su nombre, superaba todas las ambiciones de Bolívar. Y Sucre, su mejor amigo, era nombrado Presidente de Bolivia para toda la vida; pero su carácter y su manera de pensar no le permitían aceptar sino por el espacio de dos años.

   En Arequipa Bolívar da una serie de leyes en beneficio de los pobres indígenas, así como en Chuquisaca se preocuparía por el establecimiento de escuelas públicas, colegios y, en fin, de la instrucción en general. A la llegada al Cuzco, la humilde gente riega de Flores las calles por donde pasa el caballo de Bolívar; "la emoción era tan gran que ya me parecía estar otra vez en el delirio". "Yo veía premiados con creces los esfuerzos por libertar a los pueblos".

   Aquí le ofrecieron una corona de oro, diamantes y perlas, la cual obsequió a sucre; y las joyas que había recibido las regaló a sus edecanes.

   Lo que más le emocionó a Bolívar fue lo más sencillo. Nunca había oído Palabras tan bellas y espontáneas como las que dijera en el pequeño pueblo indígena de Pucará uno de sus moradores, José Domingo Choquehuanca. Cuando entró a este pueblito, el 2 de agosto de 1825, el orador le recibió así: "Quiso Dios de salvajes hacer un Imperio, y creó a Manco Capac; pecó su raza y mandó a Pizarro. Después de tres siglos de expiación ha tenido piedad de la América, y os ha enviado a vos. Sois, pues, hombre de un designio Providencial. Nada de lo hecho antes que vos se parece a lo que habéis hecho; y para que alguno pueda imitaros, será preciso que haya un mundo por libertar. Habéis fundado varias Repúblicas que, en el inmenso desarrollo a que están llamadas, elevarán vuestra grandeza a donde ninguno ha llegado. Vuestra fama crecerá, así como aumenta el tiempo con el transcurso de los siglos, y así como crece la sombra cuando el sol declina". Palabras tan hermosas no podían brotar sino del corazón de un hombre noble, sencillo. Dijo el Libertador Simón Bolívar.

Acciones de gobierno de Bolívar.

   En el proyecto de constitución presentado al Congreso de Bolivia, El Libertador propone la adopción de principios e instituciones de gobierno ya expuestos por él en su discurso de Angostura. En algunos casos modifica la estructura organizativa del poder público y le atribuye funciones diferentes del esquema tradicional. Pero mantiene sus puntos de vista de que el régimen que se establezca sea sencillo y fuerte y garantice la estabilidad de las instituciones. El Libertador insiste, además en la abolición de la esclavitud y el establecimiento de la libertad de cultos.

Atentado a Sucre.

   El 4 de junio de 1830 fue asesinado en Berruecos, Nariño, Colombia, el Gran Mariscal de Ayacucho, Antonio José de Sucre y Alcalá. Este vil atentado fue uno de los dolores más tremendo que sufrió el libertador Simón Bolívar. Durante 2010 se conmemoró el 290 aniversario de aquel terrible suceso que ha pasado a la historia de América como una de sus páginas más indignas.

   A Bolívar, consumido por la tuberculosis y amargado por la maldad humana, ya que falleció seis meses después de Sucre, le llegó la noticia del crimen cometido contra su fiel lugarteniente y a propósito de este crimen escribió: “La bala cruel que te hirio el corazón, mató a Colombia y me 

Ideas Sociales De Bolívar.

Libertad de los esclavos.

SIMÓN BOLÍVAR, Jefe Supremo de la República y Capitán General de los Ejércitos de Venezuela y de Nueva Granada, etc.

   Un ejército provisto de artillería y cantidad suficiente de fusiles y municiones está hoy a mi disposición para libertaros. Vuestros tiranos serán destruidos, o expelidos del país, y vosotros restituidos a vuestros derechos, a vuestra patria y a la paz. La guerra a muerte que nos han hecho nuestros enemigos cesará por nuestra parte: perdonaremos a los que se rindan, aunque sean españoles. Los que sirvan la causa de Venezuela serán considerados como amigos, y empleados según su mérito y capacidad.

   Las tropas pertenecientes al enemigo que se pasen a nosotros, gozarán de todos los beneficios que la patria concede a sus bienhechores. Ningún español sufrirá la muerte fuera del campo de batalla. Ningún americano sufrirá el menor perjuicio por haber seguido el partido del rey, o cometido actos de hostilidad contra sus conciudadanos. Esa porción desgraciada de nuestros hermanos que ha gemido bajo las miserias de la esclavitud ya es libre. La naturaleza, la justicia y la política piden la emancipación de los esclavos; de aquí en adelante sólo habrá en Venezuela una clase de hombres, todos serán ciudadanos.
            
   Luego que tomemos la capital convocaremos el Congreso General de los representantes del pueblo, y restableceremos el gobierno de la República. Mientras nosotros marchamos hacia Caracas, el general Mariño a la cabeza de un cuerpo numeroso de tropas, debe a Cumaná. El general Piar sostenido por los generales Rojas y Monagas ocupará los Llanos, y avanzará sobre Barcelona, mientras el general Arismendi con su ejército victorioso ocupará la Margarita.

El fin de la esclavitud en Venezuela. 

   Desde los albores mismos de la Independencia, en 1810, los hombres más liberales de Venezuela pensaron en abolir la esclavitud, esa ignominia que pesa sobre ciertas conciencias humanas.
   No sólo la nueva Junta de Gobierno había prohibido la trata de negros, sino que el Generalísimo Francisco de Miranda llamó a los esclavos a formar filas en el ejército patriota ofreciéndoles la libertad. Por su parte, Simón Bolívar, aunque mantuano y propietario de haciendas y de esclavos, fue el primero en liberarlos, dando ejemplo de magnanimidad. Tal como se lo prometió a su amigo y protector en Haití, el Presidente Petión, apenas llega a Carúpano, el 2 de junio de 1816 decretó «la libertad absoluta de los esclavos que han gemido bajo el yugo español en los tres siglos pasados».

            
   El 6 de julio de ese mismo año de 1816, al desembarcar en Ocumare de la Costa dicta una Proclama en que dice, al referirse a los esclavos: «Esta porción desgraciada de nuestros hermanos que han gemido bajo las miserias de la esclavitud, ya es libre. La naturaleza, la justicia y la política piden la emancipación de los esclavos: de aquí en adelante sólo habrá en Venezuela una clase de hombres, todos serán ciudadanos». 

   Pese a estos decretos e intenciones nobles, pasarán todavía muchos años, hasta que en 1854 el Presidente José Gregorio Monagas venció la tenaz oposición de los terratenientes y esclavistas y decretó la definitiva abolición de la esclavitud. Después de varias discusiones en el Congreso, en base a un Proyecto de Ley presentado por 31 diputados el 3 de marzo de 1854, superadas las objeciones de que la agricultura se quedaría sin mano de obra, se terminó por acallar la voz de Vicente Amengual, uno de los más empecinados opositores, quien sostenía que el proyecto era anticonstitucional y que «conduciría a la República a un abismo espantoso».

    Así se pudo llegar a una mayoría y el Congreso sancionó la Ley el 23 de marzo. El Presidente José Gregorio Monagas se apresuró a ponerle el «ejecútese» al día siguiente, 24 de marzo de 1854. Y con eso pasó a la historia, porque el resto de su gobierno fue bastante incoloro. Monagas dejaba libres, con su firma, a unos cuarenta mil ciudadanos, que habían cargado por generaciones las cadenas del oprobio. Un artículo de la Ley, tajante, basta para definirla: «Queda abolida para siempre la esclavitud en Venezuela».

Protección al indio y al campesino.

Las posiciones de Bolívar frente a la población indígena y esclava.

   Posición ante la población indígena y esclava: La posición de Bolívar fue tajante en lo que respecta a la esclavitud, y así lo pone de manifiesto cuando escribe: “Me parece una locura que en una revolución de libertad se pretenda mantener la esclavitud”.

   Bolívar, desde su viaje a Haití, llega a un acuerdo con el Presidente Alexandre Sabés Petión, de liberar a los negros esclavos de Tierra Firme, y a partir de ese momento no dejó pasar una sola ocasión para expresar su ideal abolicionista.

   En el caso de los indígenas, por la pureza y sencillez de sus costumbres. Los consideraba la parte más vejada, oprimida y degradada de la población, se intereso en su suerte y tomó medidas como las siguientes:
  • Prohibición de la explotación de los indios.
  • Distribución de tierras entre los indios.
  • Eliminación del tributo indígena.
  Bolívar, gracias a las grandes influencias del continente viejo, las nuevas ideas independentistas, de libertad, y de igualdad social, fueron las grandes causas para que Bolívar se preocupara muy intensamente de los indígenas y los esclavos, debido a que se consideraban como la clase más baja de la colonia. Para ello tuvo que firmar muchos decretos y manifiestos, con el fin de defender los derechos de todas esas personas, que simplemente lo que servían eran para ser peones y trabajadores de las grandes plantaciones y a favor de los grandes ganaderos.


   Bolívar tenia la razón, de defender a ese sector de la población, ya que en realidad (en los indígenas, específicamente) son los primeros pobladores que tuvo América, y para ello deben tratarse como seres humanos americanos, pero los españoles en momentos de conquista no hicieron nada de eso. Uno de sus grandes logros fue la proclama de la libertad de todos los esclavos, lo cual lo hizo el 6 de julio.

Ideas Educativas de Bolívar.

Sus Ideas en la Educación.

   Cuando el pueblo, por medio de la instrucción, sepa lo que son sus deberes y derechos, habremos consolidado la RepúblicaEn Venezuela, Manifestó varias veces su preocupación por mejorar el sistema educativo, y dictó medidas como estas:

  • Creación de escuelas primarias, basadas en el sistema de enseñanza de José Lancaster, a quien Bolívar conoció en Londres e invitó a Venezuela.
  • Reforma de los estatutos de la Real y Pontificia Universidad de Caracas para adaptarla a la nueva realidad del país y actualizar su funcionamiento tanto académico como administrativo. En los diferentes países Bolivarianos, el libertador dejó su huella como reformador y promotor de la educación.
  • En Colombia, decretó en 1829 la obligatoriedad de la educación primaria e implanto numerosos colegios y centros de enseñanzas.
  • En el Perú, cróela universidad de Cuzco, así como los colegios para varones y hembras.


   Su interés por mejorar la calidad de la educación en su época, le hizo pensar en la necesidad de enviar varones becados al exterior para perfeccionar sus conocimientos y traer al país nuevas técnicas y aprendizaje.
La visión de Bolívar sobre la educación como medio de alcanzar la igualdad democrática de los ciudadanos, se proyecto en el tiempo e influyo en el decreto de instrucción pública de Guzmán Blanco en 1870. El decreto de ilustración pública de Guzmán Blanco constituyó un importante paso hacia un sistema democrático de la enseñanza, que fue evolucionando con las posteriores reformas educativas de octubre de 1945, de 1960 y de 1980.

   Los logros educativos alcanzados en países como Colombia, Perú, Ecuador, Bolivia, Panamá y Venezuela, en su lucha contra el analfabetismo y el atraso, se han apoyado en gran parte en las ideas y proyectos del Libertador, aunque todavía persisten, en buena medida, muchos de esos problemas.
Bolívar al igual que en sus ideario Político, y Social , anhelaba una educación de espíritu progresista y revolucionaria, la importancia de la educación para el ejercicio de la vida ciudadana , llama que mantenía viva con gran fulgor , ya que sostenía la educación como la base fundamental de toda sociedad , de allí su máximo pensamiento expresado en el Congreso de Angostura en el que pronunció con profundo sentir "MORAL Y LUCES SON NUESTRAS PRIMERAS NECESIDADES" Sus ideas fueron inspiradas de su más noble pasión, apoyadas de los escritos de Juan Jacobo Rousseau quien afirmaba que la educación es un proceso que se inicia con el nacimiento y termina con la muerte del individuo.


Sus principales ideas educativas fueron:
  • El proceso educativo debe ir dirigido hacia la formación de ciudadanos amantes de la libertad y del respeto por las leyes y sus instituciones.
  • La enseñanza debe adaptarse a la edad, al carácter, y a las inclinaciones de los niños y niñas.
Síntesis de los principios educativos del Libertador:

  • El estado debe dirigir y orientar la educación y por ello asignar como primera atribución a la Cámara de Educación dirigir la educación física y moral desde el nacimiento hasta los doce años cumplidos.
  • Propone y estimula la publicación de libros en nuestro idioma. 
  • Los planes de estudio deben llevar a las mentes de los estudiantiles los elementos indispensables para fomentar los principios morales y el respeto a las leyes y a los magistrados, consubstancial con la estabilidad de las instituciones democráticas.
  • La Cámara de Educación tiene la obligación de elaborar un plan de edificaciones escolares, señalando las condiciones requeridas en estos establecimientos y su ubicación.
  • Publicación de estadísticas vital y cultural para hacer un balance de los progresos del país.
  • Defiende el principio de adaptación de la enseñanza a las condiciones del desarrollo y capacidad del alumno.

También Bolívar toma las siguientes medidas en materia educativa:

  • Legisla sobre planteles y maestros para indios.
  • Decreta la Enseñanza Obligatoria en el Perú.
  • Promueve la instrucción femenina.
  • Expropia bienes de las iglesias y de particulares a favor de la instrucción.
  • Transforma colegios privados y conventos en colegios públicos.
  • Dispone se arrienden bienes nacionales para fomento de la enseñanza general.
  • Establece escuelas lancasterianas en Colombia, Perú y Bolivia.
  • Funda una escuela náutica en Guayaquil.
  • Contribuye con la educación a expensas de los escasos recursos que le restaban de la cuantiosa fortuna heredada.
  • Ordena en Chuquisaca el establecimiento en cada capital departamental de una escuela para ambos sexos. Crea en Perú un colegio de ciencias y artes, una escuela militar y un colegio seminario.
Educación A Las Madres.

    Bolívar siente la necesidad de educar a las madres, para que éstas puedan asumir el papel de formadoras dentro del hogar.

    Crea Escuelas para niñas porque considera que la educación de éstas es la base de la constitución familiar. Ésta se encargará de la educación física y moral de los niños y niñas desde su nacimiento hasta los doce años, deberá: Establecer, organizar y dirigir las escuelas primarias, donde se les enseñen a pronunciar, leer y escribir correctamente, que se les instruya en los derechos y deberes del hombre y del ciudadano, se les inspiren ideas y sentimientos, amor a la patria, a las leyes y al trabajo, respeto a los padres, ancianos, magistrados y adhesión al gobierno.

   Bolívar confiere al Estado la primera obligación en materia educativa y promueve la enseñanza gratuita y obligatoria sin distinción de clase social, sexo, raza o religión.

Enseñanzas De Las Lenguas.

    Bolívar se preocupo fundamentalmente por la educación de los pueblos. Consideró   indispensable   la enseñanza de los idiomas modernos sin descuidar el idioma castellano. Bolívar,   hablaba tres idiomas, español, francés e inglés.

Buen Uso De La Memoria.

   “Hay hombres que necesitan estar solos y bien retirados de todo ruido para poder pensar y meditar; yo pensaba, reflexionaba y meditaba en medio de la sociedad, de los placeres, del ruido y de las balas. En medio de mucha gente me hallaba con mis ideas y sin distracción”,
Simón Bolívar
    Bolívar era un ambidextro sobresaliente: tenía la facultad de escribir con la misma fluidez con la mano derecha que con la izquierda, se afeitaba con ambas manos. Fernando, su sobrino predilecto, fue quién mejor supo interpretar al.

La Reforma Universitaria De 1827.

Una buena síntesis de esas Reformas, contenidas en el reglamento de 289 Artículos, es la que nos presenta Ildefonso Leal:

  • Destacó la importancia de la formación científica de los catedráticos universitarios. La decencia, el decoro, la urbanidad, la cultura en el idioma, todo debe recluir en los maestros, a fin de que con estas lecciones practicas formen buenos discípulos.
  • Consagro el sistema de jubilaciones "con renta entera" a los veinte años de servicio, ordeno premiar especialmente con reconocimientos de méritos computables para una jubilación anticipada a quien escribiera o tradujera libros fundamentales.
  • Eximió a los estudiantes del servicio militar, para garantizar una buena marcha de la enseñanza.
  • Consideró indispensable la enseñanza de las matemáticas, los idiomas modernos y las ciencias.
Educación a su sobrino Fernando.

    En 1822 Simón Bolívar ordenó al General Carlos Soublette llevar a Fernando a estudiar a Estados Unidos, escribiendo para la ocasión el denominado Método que se debe seguir en la educación de mi sobrino Fernando Bolívar, una lista de recomendaciones pedagógicas para las autoridades universitarias estadounidenses. En ese país Fernando asistió a la Germantown Academy en Germantown, Pensilvania, y a la Universidad de Jefferson (hoy Universidad de Virginia), en Charlottesville, Virginia, pero no terminó sus estudios debido a problemas económicos causados por la guerra en Sur América. Regresó a Caracas en 1828 y de allí pasó a Bogotá, donde el 25 de septiembre de 1828 presenció el atentado contra Simón Bolívar. Tras el incidente Fernando permaneció en el séquito de su tío hasta su muerte en Santa Marta, Colombia, el 17 de diciembre de 1830. Desde 1834 hasta 1840 Fernando vivió en Europa, y a su regreso a Venezuela, vivió en Chirgua, estado Carabobo, en terrenos heredados de Simón Bolívar.
    Posteriormente la vida de Fernando Bolívar es poco conocida, por lo que tuvo poca figuración en la vida pública de Venezuela excepto por episodios aislados y sin efecto para la época. Uno de ellos ocurrido el 28 de octubre de 1842 cuando se inició como Secretario de la Gran Sociedad Boliviana de Venezuela creada Rafael Urdaneta. Esta organización es el antecedente principal de la actual Sociedad Bolivariana de Venezuela.

    El 8 de noviembre de 1996, la Universidad de Virginia en Estados Unidos, bautizó sus residencias para la cultura y lenguaje español en 1408 Jefferson Park Ave, como Casa Bolívar. Esto en honor de Fernando Bolívar, quien fue uno de los primeros estudiantes de la universidad.
Fernando llegó a la universidad en 1827 porque tanto él como su tío eran admiradores de Thomas Jefferson y sus ideas sobre democracia y libertad. En el centro existen retratos de Fernando y Simón Bolívar y regalos del gobierno de Venezuela a la universidad.

   Cuando Fernando fue a estudiar a los Estados Unidos en 1822, atendió la Germantown Academy como preparatoria, y tras considerar West Point como educación superior finalmente se decidió por la recientemente abierta Universidad de Virginia. Simón Bolívar envió una carta a la universidad (el método antes mencionado) sobre como educar a su sobrino, y ahí se conserva una copia de esta junto a otros documentos de su estadía en la colección de documentos de la Alderman's Library.
En la carta, se menciona, por ejemplo, que la educación de Fernando debía incluir "idiomas modernos, sin descuidar el suyo", razón por la cual la casa está dedicada a la lengua española. También en la biblioteca, se encuentra una copia del "Recuerdos y reminiscencias" publicado en París en 1873, y donde Fernando describe sus días en la universidad.


Regreso de los restos del Libertador a Venezuela.

    
   La voluntad de Bolívar, plasmada en su “Testamento”, elaborado el 10 de diciembre de 1830 en San Pedro Alejandrino, pedía que sus restos sean enterrados en Caracas. La traída de los restos con los honores fúnebres, y la disposición de que sean depositados en la Catedral de Caracas.

Comisión  Venezolana.
   Páez designó al eminente Dr. José María Vargas jefe de la comisión, junto a los generales Francisco Rodríguez del Toro (el marques), Mariano Ustáriz, José María Carreño y al sacerdote Manuel Cipriano Sánchez como Gran Capellán La comisión venezolana que debía recibir el féretro y fijó el 17 de diciembre la fecha de regreso a la capital.

Buque Constitución.

   La Constitución, nuestra nave capitana, al mando del Capitán   de fragata Juan B. Baptista, con sus velas blanquísimas, alumbradas por la Luna, iba adelante, ligera como una garza. Luego seguía nuestra embarcación, la hermosa corbeta Circe, al mando del cariñoso Sr. Jules Ricard, rompiendo las olas, majestuosa como un cisne; y a su popa, navegaba el velero bergantín El Caracas a las órdenes de Mr. Wheeler.

Restos Del Libertador A Venezuela.

   La voluntad de Bolívar, plasmada en su “Testamento”, elaborado el 10 de diciembre de 1830 en San Pedro Alejandrino, pedía que sus restos sean enterrados en Caracas, tuvo que esperar doce años para que se cumpliera. En 1839 el general Carlos Soublette, encargado de la presidencia, inició tímidamente un movimiento para la repatriación. El Presidente Páez, en su segundo mandato, y debido a un clamor popular, solicitó al Congreso repatriar los restos del Padre de la Patria. Al ser aprobada la solicitud, decretó el 30 de abril de 1842, la traída de los restos con los honores fúnebres, y la disposición de que sean depositados en la Catedral de Caracas. El 12 de mayo, invitó al Poder Ejecutivo Nacional y al de la Nueva Granada y Ecuador a concurrir a la exhumación de los restos en Santa Marta. Páez designó al eminente Dr. José María Vargas jefe de la comisión, junto a los generales Francisco Rodríguez del Toro (el marques), Mariano Ustáriz, José María Carreño y al sacerdote Manuel Cipriano Sánchez como Gran Capellán y fijó el 17 de diciembre la fecha de regreso a la capital. El general Daniel Florencio Oleary, fue comisionado para que el conocido escultor italiano Pietro Tenerani, realizara un monumento en la catedral de Caracas, (ese monumento inaugurado en 1842, fue trasladado al Panteón Nacional en 1876, cuando ingresaron allí los restos). El 13 de noviembre salió de La Guaira la comisión a bordo de la goleta Constitución debidamente acondicionada al mando del capitán de Navío Sebastián Boguier, acompañado del bergantín Caracas y de la fragata francesa Circe. Llegaron a Santa Marta el día 16. El 20 a las cinco de la tarde exhumaron los restos que se encontraban en el panteón de la familia Díaz Granados en la Catedral de Santa Marta; reconocidos por los médicos encargados de tan noble comisión entre ellos, el preclaro Dr. Alejandro Próspero Reverend (quien atendió a Bolívar desde su llegada a Santa Marta, le realizó la autopsia y lo vistió) y el ilustre Dr. Vargas. Las calles y casas de Santa Marta estaban enlutadas; la comisión venezolana agradeció las atenciones de las autoridades neogranadinas. Los restos fueron embarcados el día 21 en la goleta Constitución, con una gran ceremonia fúnebre. Durante el viaje 15 cadetes comandados por el teniente Nicomedes Zuloaga, montaron guardia de honor; el navío encalló en Los Roques. El 13 de diciembre estaban frente a La Guaira, esperando varias embarcaciones nacionales y extranjeras con sus banderas a media asta, para agregarse al gran cortejo naval. El día 15 fue bajado a tierra. El general de brigada Juan Uslar, llegó de VALENCIA con lágrimas en los ojos, portando el uniforme con el cual combatió al lado de Bolívar, los restos pernoctaron en la iglesia de ese puerto; el día 16 lo subieron a Caracas en una extraordinaria procesión, pernoctando en la iglesia de la Santísima Trinidad, hoy Panteón Nacional; por coincidencia, la Santísima Trinidad es la devoción de la familia Bolívar, de allí el nombre de Simón José Antonio de la Santísima Trinidad, así se llama el panteón familiar en la Catedral de Caracas. En Caracas se designaron comisiones para montar guardias de honor; el 17 de diciembre fecha de su muerte, sus restos fueron trasladados hacia la iglesia de San Francisco cumpliendo un estricto protocolo. El pueblo de Caracas acompañó a su eximio hijo detrás del gran carruaje construido en Paris según instrucciones del coronel Agustín Codazzi; todas las calles, casas y ciudadanos mostraban riguroso luto; la gran parada militar, la comandó el siempre leal general en jefe Rafael Urdaneta Faria, con su uniforme de gala y el sable que le regaló Bolívar. El ilustre Concejo Municipal de VALENCIA comisionó a Bernardo Escorihuela, Felipe Sojo y Jaime Alcázar. José Alberto Espinosa, Canónigo de la Catedral y Rector de la Universidad de Caracas, leyó a la una su brillante Oración, recorriendo la vida del más grande de los americanos. El 23 de diciembre se realizó una ceremonia similar para el traslado de los venerados restos en hombro de sus edecanes y oficiales que lo acompañaron en la emancipación hasta la Catedral de Caracas; sus restos estuvieron al lado de sus padres y esposa, hasta que fueron trasladados al Panteón Nacional el 28 de octubre de 1876, día de San Simón. Así concluyó la voluntad de nuestro Padre Libertador. Sus cenizas permanecerán a través de los siglos, acompañadas por el esplendor de su gloria y el calor de los pueblos libre

Iglesia de San Francisco.

   La iglesia comienza a ser construida en 1593 bajo el diseño de Antonio Ruiz Ullán como un anexo del Convento de San Francisco hoy Palacio de las Academias. En 1641 sufre daños severos tras un movimiento sísmico, y se toma la decisión de reconstruir el templo, aunque se decide no rehacer las naves laterales que habían sido derribadas. En 1745 se deciden hacer reformas a la iglesia para aumentar el alto de la puerta principal y se reconstruyen las tres naves originales, los cambios siguieron, y en 1767 se construye un altar dedicado al Santo Niño en Belén. Luego, una de las reformas más significativas fue la ordenada por Antonio Guzmán Blanco en 1887, la cual incluyó la construcción de una nueva fachada y cambios en el interior de la iglesia. En este templo le es otorgado el título de Libertador a Simón Bolívar, al término de la Campaña Admirable, el 6 de agosto de 1813. Luego, el 17 de diciembre de 1842 son recibidos los restos de Bolívar para su posterior traslado a la Catedral de Caracas.
Algunos de los cambios hechos en 1887 son retirados en 1953 como decoraciones superficiales y bóvedas falsas, pocos años después. El 6 de abril de 1956 es declarado Monumento Histórico Nacional debido a lo bien conservado de las obras que datan de la época colonial y el estilo neobarroco.

   La forma de acceso a la iglesia de San Francisco se puede hacer por medio del Metro de Caracas en la estación Capitolio o a través de las rutas urbanas que circulan por las avenidas Baralt o Universidad.
Otras edificiones históricas en las cercanías son el Palacio de las Academias, la Antigua Corte Suprema de Justicia, el Palacio Federal Legislativo y a una cuadra se encuentra la Plaza Bolívar, el Palacio Municipal, la Catedral de Caracas, el Museo Sacro y la Casa Amarilla, entre otros.

Los orígenes del Panteón.

   La Iglesia de la Santísima Trinidad, fue convertida en Panteón Nacional y comenzó a construirse el 5 de agosto de 1744. El Albañil caraqueño Juan Domingo del Sacramento Infante pardo libre, de inmensa fe, después de innumerables gestiones que llevo a cabo le fue autorizada la construcción de un templo en honor a la Santísima Trinidad. Infante destinó el fruto de su trabajo personal y más de 36 años de su vida a edificar un templo contando para ello con su trabajo y las limosnas de los fieles caraqueños. Varias veces se vendió como esclavo para comprar material

    Este hombre había querido siempre formar parte de la orden de los hermanos trinitarios, debido a su gran vocación religiosa, pero fue rechazado por su baja condición social. Juan Domingo hizo gestiones ante el Rey de España, pero todo fue en vano. Se ordenó que no se le permitiera pedir limosna ni vestir hábito ni escapulario de la Trinidad y que si lo hiciese, el gobernador debía proceder contra él. Esto provoco un tremendo drama espiritual y su vida se lleno de amargura y de dolor, aquel hombre piadoso y bueno se desquicio y aun así continuo trabajando en su magna obra

   El ayuntamiento de Caracas, el Coronel Juan Vicente Bolívar y el Marques del Toro donaron solares para la obra. Después de 36 años de labores, Juan Domingo logra terminar la construcción. El 12 de diciembre de 1780 muere, sus restos fueron enterrados, amortajados en sabanas blancas en el altar mayor de la Iglesia, en la bóveda que construyera con sus propias manos por orden del primer Capellán de esta, el Presbítero Santiago Castro. La Iglesia de la Santísima Trinidad fue inaugurada el 15 de julio de 1781, nueve días antes del nacimiento de El Libertador Simón Bolívar. Tres meses después del nacimiento el bebe Simón José Antonio de la Santísima Trinidad, es llevado al templo por sus padres y por toda la familia, amigos y allegados, allí ofrecieron oraciones al patrono de la familia que les pertenecía a todos ellos por las leyes misteriosas de la herencia. Este fue el primer encuentro del niño Simón con aquel lugar. Ocho años después de este acontecimiento el joven Simón Bolívar es traído de nuevo al templo para que tomara su primera comunión.

   El terrible terremoto del 26 de marzo de 1812, destrozó las estructuras de la Iglesia, escombros, soledad y muerte cubrieron hasta 1821 sus ruinas amontonadas y el mote que comenzó a crecer entre los escombros. Muchos años permaneció así.
Las ruinas del templo fueron visitadas por El Libertador Simón Bolívar en 1827 cuando estuvo por última vez en Caracas. Ese fue su último contacto con la Iglesia de la Santísima Trinidad. En la transformación de la Iglesia de la Santísima Trinidad muchas ayudas y también muchas limosnas fueron dadas para la reconstrucción de la Iglesia, el presbítero Luis Acosta tuvo bajo su cargo la responsabilidad del techo de la nave central y la concluyó, hasta ser bendecida. El presbítero Rafael Hernández contrato al Ingeniero José Gregorio Solano, quien ideó un estilo gótico para la fachada. El Dr. Agustín Aveledo y el Presbítero Dr. Bartolomé Suárez le dieron remate y gran impulso a la construcción que para 1874 se encontraba muy avanzada.

   El 27 de marzo de 1874 el Presidente de la República General en Jefe Antonio Guzmán Blanco, dicto su decreto N° 43 en el que convertía a la antigua Iglesia de la Santísima Trinidad en Panteón Nacional y la obra fue concluida convenientemente.
Cuando se dictó el referido decreto, la Iglesia de la Santísima Trinidad aún estaba en plena construcción, pero el Gobierno puso el mayor empeño para terminarla. Los trabajos de la obra fueron confiados a los Ingenieros Julián Churión, Juan Hurtado Manrique, Tomas Soriano y Roberto García, quienes para mediados de 1875 ya lo habían concluido. Interior del Panteón: "Un homenaje artístico a distinguidas personalidades de la patria"
El 28 de octubre de 1876 fueron trasladados los restos de El Libertador desde la Catedral de Caracas al Panteón Nacional, al igual que el monumento del escultor italiano Pietro Tenerari, por decreto del Presidente Guzmán Blanco. Este monumento estaba colocado desde 1852 en la Capilla do la Santísima Trinidad de la Catedral de Caracas, donde descansan los restos de la familia Bolívar (sus padres, hermanas, la esposa, sobrinos y antepasados de El Libertador). Por disposición del General José Antonio Páez, durante su segunda presidencia, el Congreso Nacional decretó el 30 de abril de 1842, el traslado de los restos de El Libertador Simón Bolívar desde Santa Marta, Colombia. Había fallecido el 17 de diciembre de 1830, recibió cristiana sepultura en la Iglesia catedral de dicha ciudad, donde permaneció enterrado por espacio de doce años.

   Al General y político colombiano, Pedro Alcántara Herrán, Presidente de la Nueva Granada, leal, fiel y constante amigo de Bolívar, le correspondió ordenar por decreto, la entrega de ,1 las sagradas cenizas de El Libertador. El 22 de noviembre de 1842, los restos son embarcados en la bahía de Santa Marta, a bordo de la goleta "CONSTITUCION", seguida de la fragata de guerra francesa "LA CIRCE" Y del bergantín "ALBATROS".
El 08 de diciembre la urna con los restos de El Libertador llegan al archipi6lago de los Roques, van a permanecer allí hasta el día 12, luego hacia el Puerto de la Guaira donde llegan el día 13. Cabe señalar que el convoy con la preciosa carga, toca puerto en los Roques; porque una de las naves sufrió una avería de uno de los mástiles, fue justamente la goleta "CONSTITUCION", donde iban los restos de El Libertador. El día 16 a las cinco de la tarde, llegan los restos a Caracas acompañados de una numerosa comitiva. Una multitud lo acompaña desde la Puerta de Caracas a la Iglesia de la Santísima Trinidad. En hombros de viejos amigos, lo sigue todo el pueblo con ojos llorosos. Eran las diez de la mañana del 17 de diciembre de 1842, entre dobles de campanas y disparos de cañón, la procesión de inicio desde la Iglesia de la Santísima Trinidad, donde había pasado la noche, en la modesta capilla que años atrás construyera Juan Domingo del Sacramento Infante.

   La procesión llego a la Iglesia de San Francisco donde se le rindieron las honras fúnebres. El Doctor José Alberto Espinosa, canónigo penitenciario de la catedral y rector de la Universidad Central, pronuncia la oración fúnebre. Con la solemne liturgia de la Iglesia y la conmovedora oración fúnebre del Padre Espinosa se cerró el acto. El día 23 de diciembre, a las nueve de la mañana, los restos son trasladados del Templo de San Francisco a la Capilla de la Trinidad, en la Catedral Metropolitana de Caracas. Aquí descanso El Libertador por varios años, hasta que fuera trasladado al lugar definitivo en el Panteón Nacional, el antiguo templo de la Santísima Trinidad.

   En 1883, año en el cual se celebraba el Centenario del Natalicio de El Libertador y entre los hechos resaltantes toma importancia un regalo que ofreció el gremio de Agricultores de Caracas, el cual consistió en una hermosa Lámpara de Cristal de Baccarat, expuesta en la Gran Exposición de la Ciudad de París. Dicha Lámpara consta de cuatro mil piezas de cristal y doscientas treinta luces y su costo hasta el montaje fue de Veinte y Seis Mil Bolívares (Bs.26.000,00). Especialmente vino de París a armarla por cuenta de la fábrica el Señor Ferdinand " Regnauld. El Arquitecto Juan Hurtado Manrique y el Ingeniero Tomas Soriano dirigieron la colocación de la araña. El 27 de octubre de 1886, en víspera de la fiesta de San Simón la bajaron para colocarle las velas para la iluminación y se desprendió, cuando la cadena del punto se apoyo se salió y se destrozaron muchas piezas, se contrato de nuevo al Señor Regnauld quien se entendió con los trabajos de restauración de la araña. El costo de todos los trabajos fue de aproximadamente Catorce Mil Novecientos Ochenta y Un Bolívares con 83/100 Céntimos (Bs. 14.981,83).

   El Presidente de la República General Joaquín Crespo, ordenó levantar dentro del Panteón cuatro (4) monumentos conmemorativos que embellecieron y realzaron notablemente la dignidad del lugar. Los monumentos son: Los Cenotafios de El Precursor de la Independencia, Generalísimo Francisco de Miranda y el Cenotafio al Gran Mariscal de Ayacucho Antonio José de Sucre. Ambos por decreto del 22 de enero de 1895. El monumento al Prócer de la Independencia General en Jefe José Gregorio Monagas y el monumento conmemorativo de la Federación con las estatuas del Mariscal Juan Crisóstomo Falcón y el General en Jefe Ezequiel Zamora. Por decreto del 5 de julio de 1896.

   La celebración de los primeros cien años de la fecha aniversario de la Independencia de Venezuela durante el gobierno de Juan Vicente Gómez, fue propicio para llevar a cabo una importante intervención en el Panteón Nacional. El Ministerio de Obras Públicas, que ya en el año 1910 había puesto en marcha algunos trabajos de reparación de los techos del edificio, convocó a un concurso profesional para seleccionar un proyecto dedicado a la reforma total del Panteón, siendo seleccionado entre varios el presentado por Alejandro Chataing. A partir del proyecto del Ingeniero Alejandro Chataing y bajo su dirección de realizaron reformas y ornamentación del edificio y la modificación de su facha y una reforma completa de la decoración interior del edificio. En un informe del Ministerio de Obras Públicas, se describen las características de la obra: "Después de ejecutar la reparación completa de todas las armaduras y cubierta de los techos, se procede a modificar la fachada tratando de imprimirle mayor carácter a su arquitectura, armonizando sus diferentes secciones, y pintarla con un tono apropiado al destino de la obra y a su situación con respecto a los edificios vecinos".

   Para el año 1930 y con el objeto de conmemorar el Centenario de la muerte de El Libertador Simón Bolívar, por decretos del 3 de octubre y del 18 de noviembre de 1929, el Dr. Juan Bautista Pérez quien ejercía la Presidencia de la República, el Dr. Federico Álvarez Ministro de Obras Públicas, contratan al Arquitecto Vasco Manuel Mújica Millán para restaurar todo el templo y la fachadas y junto con los Ingenieros Hernán Ayala D. y Edgar Pardo Stolk cambian el estilo gótico de la facha a neocolonial o neobarroco, agregando en el frente la tercera torre central de 48 metros de altura .Los restos de El Libertador que estaban en una urna no visibles al público, fueron trasladados a una urna artística hecha por el Escultor Español Chicharro Gamo, que se colocó delante del monumento de Tenerani, es el sarcófago que esta actualmente.

   El Gobierno le encargó al prominente Pintor caraqueño Británico Antonio Salas Díaz, más conocido como Tito Salas, la decoración interna del Panteón. Este trabajo lo inició Salas Y comprende un gran conjunto de episodios históricos y temas alegóricos de interpretación simbólica de los de momentos estelares de la figura de El Libertador. Fueron diez y ocho (18) los lienzos que cubrieron la parte superior de las naves y parte de los arcos. Tito Salas dio un extraordinario colorido al recinto del Panteón con sus magistrales pinturas. La vida y el color se mueven y agitan dentro de los austeros muros. Su pincel trazó con fuertes rasgos de sentido impresionista la pasión del color y la luz que lo subyugaban. Don Tito nos contó unos pasajes de nuestrahistoria y con su fascinante colorido la puso a vivir ante nosotros.



Camino a la Inmortalidad.


   La enfermedad que tuvo el Libertador a lo largo de su vida y las muchas crisis que presentó en los últimos años de ella sin duda tuvieron que influir en alguna forma en el desarrollo de las guerras de la independencia, el nacimiento de la república y tal vez mucho más, en la evolución de los hechos que llevaron a la desintegración de su obra política. Para conocer la secuencia y evolución clínica de su enfermedad se ha tomado fielmente la mayor información posible de los diversos autores citados, representativos de la inmensa bibliografía que hay sobre el Libertador, transcribiendo casi textualmente muchos de sus textos. En forma somera hemos tenido el cuidado de relacionar los períodos de su enfermedad con el contexto histórico que se vivía en ese momento, sin embargo no pretendemos realizar una investigación histórica exhaustiva. Intentamos construir y estructurar el conocimiento de la historia clínica y relacionarlo con la información que conocemos de sus últimos momentos y de la autopsia del hombre más grande íntimamente ligado a la historia de nuestra América.




Viaje a Santa Marta Renuncia y Muere.

   El 7 de Mayo Bolívar sale de Bogotá. No puede regresar a Venezuela, incluso teme por el Gobierno de Páez le incauté las minas de Aroa, hacienda de sus padres. Por ahora su destino es la costa. Quiere descansar un poco para reponer su quebrantada salud. Si mejora y le conceden el sueldo el ex - Presidente se residencia en Europa. En Cartagena recibe una noticia que le acelera el corazón. El Mariscal Sucre ha sido asesinado traidoramente. Bolívar no encuentra palabras ni lagrimas para tanto dolor. Llora como un niño y se ve en este crimen una cruel venganza de sus enemigos. Los asesinos sabían muy bien que Sucre era el sucesor legítimo de Bolívar, el único que todavía podía restaurar la unidad Gran Colombiano. Mientras tanto el gobierno del Presidente Mosquera se hunde. Cada soldado se hace General y todos se creen con derecho a sublevarse. A los 3 meses le sucede el Vice - Presidente Caicedo. Apenas toma el mando le sustituye una insurrección militar. Urdaneta se alza con el poder pero decide que vuelva Bolívar. Es el único que aún puede unir y evitar la Guerra. El Libertador escucha a los emisarios. Le duele el caos total. Tengo la obligación de salvar a la patria como cualquier soldado. Ofrezco por los sacrificios de que soy capaz. Pero no veo todavía que mi regreso aplaque a los revoltosos. No puedo aceptar otra vez la Presidencia sin el consentimiento de unas elecciones. En los últimos meses de su vida Bolívar fue tan humano como nunca lo había sido. Bolívar siempre cuerdo, siempre lúcido, siempre atento al desarrollo de la patria que el fundó. Le duele tener que proclamar ¡”He Arado en el Mar"...! Le duelen las columnas de quienes el honró. Le duele la falta de piedad y cariño de quienes creyó podrían ahora amarle o al menos respetarle. Le duele morir huérfano de amor después de haber dado integra su vida por la igualdad, la libertad y la justicia en América. La enfermedad está bastante avanzada, los medios le envían a Santa Marta y llega a la Hacienda San Pedro Alejandrino y su dueño le ofrece la casa."Reciba usted por esta generosidad, las gracias más expresivas de mi parte. ... yo pienso seguir por allá y desde luego hoy acepto seguir por allá y desde luego hoy acepto la oferta de usted, aunque sea por unos pocos días" .El médico que asiste a Bolívar el Dr. Reverend, escribe a principios de Diciembre. "El enfermo disimula los padecimientos, pues sólo ha algunos quejidos. Se le nota un sensible entorpecimiento de sus facultades mentales".

La última proclama.

   El 10 de diciembre de 1830 es el día de la última proclama del Libertador, dictada desde su lecho de moribundo. Firmó el testamento y recibió los Santos Sacramentos de manos del humilde cura de la aldea de Mamatoco, quien llegó en la noche con sus acólitos y varios indígenas.

   Luego, rodeado de sus más íntimos amigos, como José Laurencio Silva, Mariano Montilla, Joaquín de Mier, Ujueta, Fernando Bolívar, etc., el notario Catalino Noguera empezó a leer el histórico documento, pero apenas llegó a la mitad, porque la emoción y el dolor le ahogaron la voz. Continuó la lectura Manuel Recuero. La última Proclama dice así:
A los pueblos de Colombia:

   Habéis presenciado mis esfuerzos para plantear la libertad donde reinaba antes la tiranía. He trabajado con desinterés, abandonando mi fortuna y aun mi tranquilidad. Me separé del mando cuando me persuadí que desconfiábais de mi desprendimiento. Mis enemigos abusaron de vuestra credulidad y hollaron lo que me es más sagrado, mi reputación y mi amor a la libertad. He sido víctima de mis perseguidores, que me han conducido a las puertas del sepulcro. Yo los perdono.

 Al desaparecer de en medio de vosotros, mi cariño me dice que debo hacer la manifestación de mis últimos deseos. No aspiro a otra gloria que a la consolidación de Colombia. Todos debéis trabajar por el bien inestimable de la Unión: los pueblos obedeciendo al actual gobierno para libertarse de la anarquía; los ministros del santuario dirigiendo sus oraciones al cielo; y los militares empleando su espada en defender las garantías sociales.

¡Colombianos! Mis últimos votos son por la felicidad de la patria. Si mi muerte contribuye para que cesen los partidos y se consolide la Unión, yo bajaré tranquilo al sepulcro.

Testamento de Bolívar.

   El testamento de su excelencia El Libertador de Colombia General Simón Bolívar es el documento mediante el cual el Libertador Simón Bolívar declaró su última voluntad antes de fallecer el 17 de diciembre de 1830. Fue dictado en Santa Marta, Colombia, el 10 de diciembre, el mismo día en que dictó su última proclama y recibió los sacramentos por parte del Obispo de Santa Marta José María Esteves,1 y fue firmado por Bolívar y el escribano José Catalino Noguera al día siguiente.2 El original consta de 4 páginas manuscritas por ambas caras y estuvo archivado en una notaría de Santa Marta hasta que fue robado por desconocidos quienes lo vendieron al gobierno venezolano. El presidente Marcos Pérez Jiménez lo restituyó a Colombia donde fue depositado en un banco por la Sociedad Bolivariana hasta que dicha institución lo donó al Museo Nacional de Colombia el 24 de junio de 1960.3

   El documento está constituido por catorce cláusulas en las que Bolívar declara u ordena elementos de diversa índole, incluyendo su creencia en Dios y la Iglesia Católica, sus bienes y su destino (las tierras y Minas de Aroa...y unas alhajas), que se paguen sus deudas y la donación de dos libros que fueron propiedad de Napoleón a la Universidad de Caracas. También ordena una remuneración para su mayordomo José Palacios, que se quemen algunos documentos, nombra sus albaceas, y divide lo que queda de sus bienes en tres partes: una para cada hermana María Antonia y Juana. La tercera para sus sobrinos: Juan, Felicia y Fernando Bolívar, para que lo "disfruten con la bendición de Dios.

Santa Marta, 10 de diciembre de 1830
   En nombre de Dios todo Poderoso. Amén. Yo, Simón Bolívar, Libertador de la República de Colombia, natural de la ciudad de Caracas en el Departamento de Venezuela, hijo legitimo de los señores Juan Vicente Bolívar y María Concepción Palacios, difuntos, vecinos que fueron de dicha ciudad, hallándome gravemente enfermo, pero en mi entero y cabal juicio, memoria y entendimiento natural, creyendo y confesando como firmemente creo y confieso el alto y soberano misterio de la Beatísima y Santísima Trinidad, Padre Hijo y Espíritu Santo tres personas distintas y un solo Dios verdadero, y en todos los demás misterios que cree, predica y enseña nuestra Santa Madre Iglesia Católica Apostólica Romana, bajo cuya fe y creencia he vivido y protesto vivir hasta la muerte, como Católico fiel Cristiano, para estar prevenido cuando la mía me llegue con disposición testamental, bajo la invocación divina, hago, otorgo y ordeno mi Testamento en la forma siguiente:

  1. Primeramente encomiendo mi Alma a Dios nuestro Señor que de la nada la crió, y el cuerpo a la tierra de que fue formado, dejando a disposición de mis Albaceas el funeral y entierro, y el pago de las mandas que sean necesarias para obras pías, y estén prevenidas por el gobierno 
  2. Declaro: fui casado legalmente con la Sra. Teresa Toro, difunta, en cuyo matrimonio no tuvimos hijo alguno.
  3. Declaro: que cuando contrajimos matrimonio, mi referida esposa, no introdujo a el ninguna dote, ni otros bienes, y yo introduje todo cuanto heredé de mis padres. 
  4. Declaro: que no poseo otros bienes más que las tierras y minas de Aroa, situadas en la Provincia de Carabobo, y unas alhajas que constan en el inventario que debe hallarse entre mis papeles, las cuales existen en poder del Sr. Juan de Francisco Martín vecino de Cartagena.
  5. Declaro: que solamente soy deudor de cantidad de pesos a los señores Juan de Francisco Martín y Poules y Compañía, y prevengo a mis Albaceas que estén y pasen por las cuentas que dichos Señores presenten y las satisfagan de mis bienes.
  6. Es mi voluntad: que la medalla que me presentó el Congreso de Bolivia a nombre de aquel pueblo, se le devuelva como se lo ofrecí, en prueba del verdadero afecto, que aún en mis últimos momentos conservo a aquella República.
  7. Es mi voluntad: que las dos obras que me regalo mi amigo el Sr. Gral. Wilson, y que pertenecieron antes a la biblioteca de Napoleón tituladas "El Contrato Social" de Rousseau y "El Arte Militar" de Montecuculi, se entreguen a la Universidad de Caracas.
  8. Es mi voluntad: que de mis bienes se le den a mi fiel mayordomo José Palacios la cantidad de ocho mil pesos, en remuneración a sus constantes servicios.
  9. Ordeno: que los papeles que se hallan en poder del Sr. Pavageau, se quemen.
  10. Es mi voluntad: que después de mi fallecimiento, mis restos sean depositados en la ciudad de Caracas, mi país natal. 
  11. Mando a mis Albaceas que la espada que me regaló el Gran Mariscal de Ayacucho, se devuelva a su viuda para que la conserve, como una prueba del amor que siempre he profesado al expresado Gran Mariscal.
  12. Mando a mis Albaceas se den las gracias al Sr. Gral. Roberto Wilson por el buen comportamiento de su hijo el Coronel Belford Wilson, que tan fielmente me ha acompañado hasta los últimos momentos de mi vida.
  13. Para cumplir y pagar este mi testamento y lo en el contenido, nombro por mis Albaceas testamentarios, fideicomisarios, tenedores de bienes a los Sres. Gral. Pedro Briceño Méndes, Juan de Francisco Martín, Dr. José Vargas, y el Gral. Laurencio Silva, para que de mancomún et insolidum entre en ellos, los beneficien y vendan en almoneda o fuera de ella, aunque sea pasado el año fatal de Albaceazgo pues yo les prorrogo el demás tiempo que necesiten, con libre franca, y general administración.
  14. Y cumplido y pagado este mi testamento y lo en el contenido instituyo y nombro por mis únicos y universales herederos en el remanente de todos mis bienes, deudas, derechos y acciones, futuras sucesiones en el que haya sucedido y suceder pudiere, a mis hermanas María Antonia y Juana Bolívar y a los hijos de mi finado hermano Juan Vicente Bolívar, a saber, Juan, Felicia y Fernando Bolívar, con prevención de que mis bienes deberán dividirse en tres partes, las dos para mis dichas hermanas, y la otra parte para los referidos hijos de mi indicado hermano Juan Vicente, para que lo hayan, y disfruten con la bendición de Dios. Y revoco, anulo, y doy por de ningún valor ni efecto otros testamentos, codicilos, poderes y memorias que antes de este haya otorgado por escrito, de palabra o en otra forma para que no prueben ni hagan fe en juicio, ni fuera del, salvo el que presente que ahora otorgo como mi última y deliberada voluntad, o en aquella vía y forma que mas allá lugar en derecho. En cuyo testimonio así lo otorgo en esta hacienda San Pedro Alejandrino de la comprensión de la ciudad de Santa Marta a diez de diciembre de 1830.


   Y su excelencia el otorgante a quien yo, infrascrito, Escribano Publico del Número certifico que conozco, y de que al parecer está en su entero y cabal juicio, memoria y entendimiento natural, así lo dijo, otorgó y firmó por ante mí en la casa de su habitación, y en éste mi Registro Corriente de Contratos Públicos siendo testigos los S.S.: Gral. Mariano Montilla, Gral. José María Carreño, Coronel Belford Hinton Wilson, Coronel José de la Cruz Paredes, Coronel Joaquín de Mier, Primer Comandante Juan Glenn y el Dr. Manuel Pérez Recuero, presentes.


Muerte de Bolívar.

   El 17 de diciembre de 1830, en la Quinta «San Pedro Alejandrino», cerca de Santa Marta (Colombia), dejó de existir el Genio de la Libertad, el más Grande Hombre de América. A la 1 en punto de la tarde, «murió el sol de Colombia», Simón Bolívar. Había recibido de manos del Cura de la aldea de Mamatoco los Santos Sacramentos. Después de haber dado libertad a tantos millones de suramericanos, Bolívar se halla en su último instante muy solo. Apenas le rodean Mariano Montilla, Fernando Bolívar, José Laurencio Silva, Portocarrero, el edecán Wilson, Ibarra, Cruz Paredes, José María Carreño...

    El médico de cabecera Alejandro Próspero Reverend, viendo que llegaba el momento supremo los llamó y les dijo: «Señores, si queréis presenciar los últimos momentos y postrer aliento del Libertador, ya es tiempo». Pero, indudablemente, Bolívar continúa vivo en el corazón de los pueblos, en las ideas que parecen escritas para nuestros días, en las acciones que son permanente ejemplo para todos aquellos que sienten de verdad lo que es una patria redimida. El Sol de Colombia sigue brillando.

    Bolívar lo vivió. Destituido de todos sus cargos por la oligarquía gran colombiana asesinado, antes, su noble amigo el mariscal Sucre que ganara en los Andes, en 1824, la última batalla de la Independencia y es necesario decir que nunca se supo quién le preparó la emboscada de la muerte, fue abandonado, Bolívar, a su suerte. Camino de su destierro a Venezuela, sublevada ya ante su posible llegada porque iba precedido de la apelación de dictador, Bolívar no tuvo a su lado nada más que un grupo de amigos: contados con los dedos.

   Enfermo, le curaba el médico francés Alejandro Prospero Reverend. Arribado a la ciudad costeña de Santa Marta, el Libertador no encontró techo de recepción nada más que en la casa de un español: Joaquín de Mier. Ya próximo a la muerte se refugió en la Quinta de San Pedro Alejandrino. Esta mansión pertenecía, también, al mismo español. En San Pedro Alejandrino pronunció aquella invocación a la ironía: "Jesucristo, Don Quijote y yo hemos sido los más insignes majaderos de este mundo".